Celuz AGRO

Cultivo de brócoli

Su origen parece que está ubicado en el Mediterráneo oriental y concretamente en el Próximo Oriente (Asia Menor, Líbano, Siria, etc.). Los romanos ya cultivaban esta planta, pero hace unos 20 años que su consumo empezó a incrementarse. El bróculi pertenece a la familia Cruciferae y su nombre botánico es Brassica oleracea L., variedad botrytis subvar. cymosa Lam. Es una planta similar a la coliflor, aunque las hojas son más estrechas y más erguidas, con peciolos generalmente desnudos, limbos normalmente con los bordes más ondulados; así como nerviaduras más marcadas y blancas; pellas claras o ligeramente menores de tamaño, superficie más granulada, y constituyendo conglomerados parciales más o menos cónicos que suelen terminar en este tipo de formación en el ápice, en bastantes casos muy marcada. Es importante resaltar la posible aparición de brotes laterales en los bróculis de pella blanca en contraposición a la ausencia de este tipo de brotes en la coliflor. La raíz es pivotante con raíces secundarias y superficiales. Las flores del bróculi son pequeñas, en forma de cruz de color amarillo y el fruto es una silicua de valvas ligeramente convexas con un solo nervio longitudinal. Produce abundantes semillas redondas y de color rosáceo. En el desarrollo del bróculi se pueden considerar las siguientes fases: De crecimiento: la planta desarrolla solamente hojas. De inducción floral: después de haber pasado un número determinado de días con temperaturas bajas la planta inicia la formación de la flor; al mismo tiempo que está ocurriendo esto, la planta sigue brotando hojas de tamaño más pequeño que en la fase de crecimiento. De formación de pellas: la planta en la yema terminal desarrolla una pella y, al mismo tiempo, en las yemas axilares de las hojas está ocurriendo la fase de inducción floral con la formación de nuevas pellas, que serán bastante más pequeñas que la pella principal. De floración: los tallos que sustentan las partes de la pella inician un crecimiento en longitud, con apertura de las flores. De fructificación: se forman los frutos (silicuas) y semillas.

Cebolla en el Campo Mexicano

Cebolla en el Campo Mexicano La cebolla es sin duda una de las hortalizas más importantes en el país.  No solo forma parte de la canasta básica de alimentos, sino que es un alimento irremplazable en nuestra gastronomía; muchos de los platillos típicos de la región no serían los mismos sin la integración de este cultivo en su lista de ingredientes. Originaria de Asia Central y el Mediterráneo, la cebolla se ha vuelto una de las hortalizas más importantes que se cultivan dentro de nuestro país.  En términos de producción, una de cada 10 hortalizas que producimos en este país son cebollas; aunque la planta se encuentra en casi todo el país,  el 95% de la producción mexicana de cebolla se encuentra en entidades como: Chihuahua, Tamaulipas, Michoacán, Baja California, Guanajuato, Zacatecas, Morelos, Puebla, San Luís Potosí, Jalisco y Sonora. Entre todos los productores regionales de cebolla en nuestro país, el estado con mayor reconocimiento por su producción de cebolla es sin duda el estado de Morelos.  El estado no solo cuenta con excelentes condiciones para la producción de este cultivo, sino que también tiene productores experimentados en la producción de dicho cultivo; lo que conlleva a una producción anual de 90 mil toneladas de diferentes variedades de cebolla de primera calidad. A nivel nacional, se producen 1.4 millones de toneladas de cebolla al fresco anualmente.  Estos niveles de producción son suficientes para cubrir cerca de 43 mil hectáreas.  Nuestro país también destaca en términos de exportación, de acuerdo a cifras más recientes de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) la exportación de cebolla alcanzó un valor de 313,913 millones de dólares, cantidad que ubicó al país en la primera posición mundial para ese rubro, por encima de China, India y Estados Unidos. Sin embargo, la producción de cebolla que se comercializó en el mercado internacional fue de 353,780 toneladas para dicho periodo, por lo que México ocupó el tercer peldaño mundial por el volumen de exportación, detrás de China e India, de acuerdo  a la SAGARPA. Esta hortaliza es quizás uno de los ingredientes más importantes de la cocina nacional.  Este ingrediente sirve para aderezar un sinfín de preparaciones y platillos, lo cual lo vuelve un ingrediente primordial para la dieta de las familias mexicanas; se estima que una familia promedio de cuatro personas en nuestro país llega al consumir al menos un kilogramo de cebolla cada semana lo cual significa un consumo per cápita de 12 kilos. La producción de cebolla es primordial para la agroindustria mexicana, es por ello que debemos velar por la “salud vegetal” de este cultivo al desarrollar soluciones innovadoras que no solo blinden estos cultivos de factores externos como el cambio climático o las plagas, sino que también ayuden a los productores cebolleros a tener más y mejores cultivos.

El agua en la agricultura

El agua en la agricultura El agua es indispensable en la producción alimentaria. Su uso en la agricultura representa el mayor volumen de consumo a nivel global. El nexo agua y alimentos ha sido y seguirá siendo primordial en el establecimiento  de las sociedades. En el contexto mexicano el sector agrícola orientado a la producción de alimentos, es heterogéneo en cuanto a su desarrollo ocurre en zonas áridas o húmedas del país, en superficies planas o en laderas, en parcelas tecnificadas o de temporal, en terrenos comunitarios, ejidales o privados pero también en lo que se refiere a su aporte a la producción nacional. Resulta de un proceso histórico de cambios en la política económica y de tenencia de la tierra, al que se suma la diversidad geográfica del territorio. Estas condiciones enfrentan a la agricultura a retos que se han perpetuado en el tiempo o que han surgido en las últimas décadas, sobre todo en lo que se refiere  al uso y la contaminación del agua y el suelo elementos fuertemente vinculados a esta actividad.  El impacto de la agricultura en el entorno se da fundamentalmente por los volúmenes de agua que destina al riego, y por la contaminación que genera. Riego El reto en este tema  es incrementar la productividad es decir, hacer más eficiente la producción por área de terreno respecto a la cantidad de agua utilizada. Esto nos lleva a analizar las prácticas de riego que productores, agricultores y campesinos implementan. Las superficies con sistemas de riego producen 3.6 veces más que las superficies  cultivadas por temporal. Veamos esto más a detalle: en México el uso agrupado agrícola que establece la Conagua,  consume el 76 por ciento del total de agua concesionada, por otro lado,  la encuesta nacional agropecuaria señala que la superficie agrícola total es mayor a 27 millones de hectáreas, de las cuales en el 81 por ciento casi 22 millones, se siembra en un año agrícola (inicia el 1 de octubre). De esta superficie sembrada el 80 por ciento es de temporal y sólo un 20 por ciento tiene algún sistema de riego. Esta situación coloca al país en la sexta posición a nivel mundial, en cuanto a superficie con sistemas de riego. Las unidades con sistemas de riego junto con las de temporal tecnificado son el 46 por ciento de la superficie agrícola, pero aportan el 80 por ciento de la producción nacional. Pero el tema clave respecto al consumo del agua en agricultura no debe avocarse simplemente a incrementar la superficie de riego. De todas las unidades de producción agrícola en México, sólo el 12 por ciento cuentan con sistemas de riego. De estas el 78 por ciento utiliza un sistema rodado o por gravedad. Si bien este sistema es mucho más eficiente que la agricultura de temporal, es el más ineficiente en cuanto a ahorro de agua. En el lado opuesto, los sistemas de goteo y de micro aspersión que son los más eficientes respecto al consumo del agua, son utilizados sólo por el nueve y el cinco por ciento de las unidades de producción. Creditos: agua.org.mx

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